Dr. CARLOS HERNAN SARAZA NARANJO, Vicerrector Académico - UNISARC
La pedagogía es la ciencia que direcciona la formación del hombre. Ella se ha instrumentado tradicionalmente por medio de diferentes modelos que, basados en el perfil de persona a formar, estructuran teorías sobre cada una de las variables que finalmente constituyen el diseño curricular de un programa académico.
Los modelos pedagógicos estructuran una filosofía de vida y encauzan las actividades de tal manera que el resultado sea egresados que piensan, actúan, sienten, reaccionan, de acuerdo con lo que desde el modelo se les ha inculcado. Estos modelos pedagógicos son tan variados como autores que los han estudiado, sin embargo, se debería afirmar sin temor a equívocos que cada uno de ellos tiene un propósito final: encauzar las acciones necesarias para que la persona se forme para la vida.
Con estos presupuestos iniciales surge un interrogante al cual se debe dar alguna solución con el ánimo de entender la complejidad de un modelo pedagógico. ¿Qué debe ocurrir en una persona para poder asegurar que está preparada para la vida?
En primer lugar la persona debe tener configurado un marco de valores sobre el cual desarrolla todas y cada una de las actividades que emprende. En este escenario aparecen, entre otros, valores como el afecto que mueve a demostrar lealtad, solidaridad, respeto, cariño, comprensión; trabajo en equipo, que permite escuchar a los demás valorando sus puntos de vista, al tiempo que facilita la expresión de las propias ideas sin necesidad de maltratar a quienes, por diferentes motivos puedan estar en desacuerdo; compromiso con el entorno, con una férrea convicción de que la naturaleza está bajo el cuidado de los seres humanos y no solamente al servicio indiscriminado por parte de estos, los profesionales de hoy tienen que entender la responsabilidad que les asiste, desde cualquier frente de trabajo, de ser garantes de la permanencia de los recursos en condiciones que puedan ser aprovechadas por las próximas generaciones; la estética para elaborar trabajos y proyectos agradables a los sentidos propios y ajenos y cuyos resultados sean generosos con el medio ambiente y estén libres de ser promotores de contaminación de cualquier tipo (visual, auditiva, ambiental; capacidad de asombro, creatividad y emprendimiento para entender que no hay verdades absolutas y que es posible construir cada día nuevos enunciados que entren al debate permanente para aceptarlos como verdad hasta tanto otras ideas no demuestren lo contrario, aceptando aquella premisa de que “si buscas resultados
distintos, no hagas siempre lo mismo” (Einstein); disciplina que motive, especialmente, la permanente renovación de lo que se sabe, de lo que se piensa, de lo que se dice, en un constante aprender para asegurar actualización en las competencias profesionales así como en las noticias del diario acontecer; libertad de acción y de opinión respetando los límites de las voluntades ajenas; espiritualidad para entender en qué mundo se vive y los porqué de las cosas que en este suceden y para tener un asidero que guíe las acciones hacia un fin y hacia un propósito de vida.
Configurado un cuadro personal, conformado por estos y otros valores, se hace necesario estructurar un perfil profesional que apunte a solucionar problemas de la sociedad y a contribuir al desarrollo de las dinámicas propias de cada tiempo y de cada espacio. Un perfil que defina dónde estoy y a qué me debo como persona; que entregue las competencias necesarias para interpretar el contexto desde la mirada profesional elegida y para actuar responsablemente en él. Entiendo por competencia la capacidad de actuar en contexto atendiendo, de manera especial, a las situaciones nuevas que resultan, aquellas que no responden a modelos estandarizados y que requieren, por lo tanto, de la conjunción de lo aprendido para encontrar salidas posibles que conduzcan a resultados replicables por su eficacia.
Con fundamento en estos enunciados, expongo algunas ideas que permiten conocer y entender el modelo pedagógico que guía las acciones de UNISARC y cuyos enunciados hacen parte de la propia formulación de la misión institucional.
UNISARC inscribe su propuesta educativa en un modelo pedagógico denominado pedagogía desde y para el territorio. Desglosemos este nombre: pedagogía, la ciencia que guía la formación del hombre, el modelo describe el perfil profesional que la institución busca en sus egresados; desde el territorio, el modelo surge de interpretar las realidades de los diferentes territorios para entender lo que en ellos ocurre y la manera como la educación puede entrar a ser partícipe de la formación; para el territorio, los resultados de la acción formativa de UNISARC deben verse reflejados, inicialmente en las realidades locales, jóvenes que se forman para estructurar propuestas de desarrollo dirigidas a los territorios de los que provienen sin dejar de lado la interpretación de la realidad regional, nacional e internacional.
Desde lo pedagógico, la institución considera que, independiente de la profesión elegida por un estudiante, un perfil profesional debe conducir a la formación de personas caracterizadas por:
Capacidad de autoformación lo cual se consigue creando en el estudiante competencias que lo lleven a aprender a aprender, es decir, a lograr hábitos para la permanente actualización en procura de acceder a los adelantos de la ciencia y la tecnología pero, también, una constante preocupación por el acontecer diario para encontrar, en contexto, soluciones pertinentes a cada situación planteada.
Capacidad para aplicar. Los desarrollos teóricos son muy importantes porque por medio de ellos se construyen los fundamentos de cada una de las áreas que conforman un plan de estudios, sin embargo, la formación tiene que dar el paso a la aplicación de estos conceptos, a llevar a la práctica lo que plantea la teoría, de otra manera la ciencia se quedaría solamente en enunciados que ocupan papel pero que no salen de allí.
Manejo del lenguaje. Acorde con el nivel de formación. El paso por la educación debe dotar al profesional de un lenguaje por medio del cual pueda ser interlocutor con profesionales de su misma área y con profesionales de otras ciencias, de esta forma podrá aprovechar de mejor manera la posibilidad de realizar análisis interdisciplinarios que darán otras miradas a los problemas que se desean solucionar. Aquí agrego la capacidad de comunicación para expresar y debatir con claridad, con firmeza, pero también con tranquilidad las ideas y los postulados derivados del diario pensar en los desarrollos científicos y sociales.
Capacidad de asombro. Como ya se mencionó en el análisis de los valores, se requieren profesionales que no acepten verdades absolutas, que busquen nuevos desarrollos; creativos, que no tengan temor a ensayar y errar porque esta una forma de investigar; emprendedores, que busquen y hagan realidad nuevos productos, nuevas ideas, nuevas empresas. La capacidad de asombro no debe tener edades, es una cualidad que se debe fomentar en todos los niveles educativos y que debe perdurar para toda la vida.
Interés por la investigación. La ciencia y la tecnología requieren profesionales interesados por investigar nuevas posibilidades de desarrollo; motivados a encontrar las razones de cada cosa que ocurre y de procurar desarrollos para las que aún no ocurren pero que resultan importantes para atender a las demandas crecientes que hace la sociedad. Abogo aquí por una investigación con sentido, es decir, una investigación cuyos resultados sean aplicables a la solución de alguna problemática concreta.
Interpretación del contexto. La acción de los profesionales debe realizarse sobre un conocimiento claro de lo que acontece en el contexto, sobre la interpretación del territorio, de sus debilidades, sus fortalezas, sus posibilidades, sus necesidades, sus expectativas. Esta contextualización es la que permite que los resultados de las investigaciones, así como de la acción permanente de los profesionales, impacte favorablemente a cada territorio.
Capacidad para interactuar. Nadie es tan bueno para solucionar todo de manera individual, aislado de los demás. Se requieren profesionales que entiendan los alcances de su profesión y de su propia formación. Desde los alcances de su profesión el profesional debe tener claridad que los problemas sociales son multicausales y, en consecuencia, requieren ser tratados desde diferentes ópticas, desde varias miradas que encuentren causas y consecuencias que, en conjunto, logren soluciones realmente aplicables. Desde los alcances de su propia formación se requiere entender que otros profesionales de la misma área pueden tener desarrollos que complementen un punto de vista individual y por medio de los cuales sea más fácil acceder a la solución de problemáticas concretas. El trabajo en equipo, bien planeado, bien ejecutado, trae como consecuencia mejores resultados.
Espíritu empresarial. Aceptando las estadísticas que muestran que el empleo es cada vez más escaso, se hace necesario que los nuevos profesionales tengan capacidad para crear empresa, para encontrar nuevas alternativas de desarrollo a través de las cuales puedan no solo satisfacer sus necesidades personales sino brindar oportunidades a otros profesionales de diferente áreas del saber.
Desde lo territorial la propuesta de UNISARC se fundamenta en un concepto diferente de territorio que deja de lado los límites geográficos y se enmarca en relaciones culturales, comerciales, de servicios. Desde esta perspectiva el territorio va desde el barrio, pasando por la vereda, el corregimiento, el municipio, el departamento, el país y los continentes, pero se materializa en la posibilidad de que las comunidades establezcan relaciones de entendimiento que les permita realizar acciones conjuntas para favorecer el desarrollo. Trabajar un modelo de pedagogía desde el Territorio implica: desde la historia y la geografía, desde las realidades, desde lo local endógeno, desde la auto – producción de conocimientos, desde los problemas localizados para la planeación y los proyectos, para el desarrollo propio, para lo exógeno y la globalización, para la autogeneración de opciones, para mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Desarrollar una pedagogía desde y para el territorio significa formar personas capaces de intervenir en la solución de problemas del medio más cercano para propiciar bienestar individual y colectivo; significa dirigir los diferentes contenidos hacia una práctica contextualizada con la realidad; formular y ejecutar proyectos tendientes a solucionar problemas del entorno; investigar las posibilidades de los territorios así como los elementos que intervienen para facilitar o dificultar el alcance de cada una de ellas.
La Pedagogía desde y para el Territorio fundamenta su trabajo en la concepción de que el habitante de un territorio no puede ser un actor pasivo del desarrollo, por el contrario, debe participar en la búsqueda de nuevas alternativas que beneficien económica, cultural, política y socialmente a la comunidad, especialmente a aquella que tradicionalmente ha sido más vulnerable desde alguno o varios de los aspectos analizados.
La pedagogía desde y para el territorio liga al hombre con su hábitat y estructura cada nuevo conocimiento a la posibilidad de su aplicación en situaciones que transformen espacios de actuación y que generen nuevas y mejores condiciones de vida. La pedagogía desde y para el territorio se nutre de los diferentes modelos pedagógicos tomando aquellos elementos que le sean propicios según el momento y espacio físicos e históricos en el que ella debe actuar.
Para finalizar, Interpretando la responsabilidad social que le compete a la educación, resulta adecuado mencionar la siguiente idea que se relaciona con el modelo de Pedagogía desde y para el Territorio “La educación es el terreno donde el poder y la política se expresan de manera fundamental, donde la producción de significado, de deseo, lenguaje y valores está comprometida y responde a las creencias más profundas acerca de lo que significa ser humano, soñar y dar nombre y luchar por un futuro y una forma de vida social especiales. La educación se convierte en una forma de acción que va asociada a los lenguajes de crítica y posibilidad. Representa, finalmente, la necesidad de una entrega apasionada por parte de los educadores para hacer que lo político sea más pedagógico, es decir, para convertir la reflexión y la acción críticas en partes fundamentales de un proyecto social que no sólo se oponga a las formas de opresión sino que, a la vez, desarrolle una fe profunda y duradera en el esfuerzo por humanizar la vida misma.”(Girous, 1990).