foto usada por cortesía de El Diario.com
Ella nació en Santuario Risaralda y, cuenta el portal BioGraficas, dedicado a temas de diseño, que en los años 90 consiguió una beca de la Universidad de los Andes, en un concurso nacional para estudiantes de alto rendimiento académico y de poblaciones rurales, en la que participaron centenares de estudiantes de todo el país.
Luego de graduarse fue a trabajar en los Estados Unidos, al mismo tiempo estudiaba una maestría en la Universidad de Columbia. Para hacer la pasantía necesaria para titularse le dieron a escoger entre la empresa Coca Cola y un servicio en África, que fue su elegido.
Sus inventos, o mejor, sus diseños, están cambiando la vida a millones de personas de los países pobres de ese continente.
De acuerdo a lo publicado en el portal Colombia New York. Com, El EcoZoom Jet, patentado en 2012, es una estufa que permite la cocción limpia de alimentos, una solución de alto valor donde mueren 4 millones de personas cada año por inhalación de humo.
La estufa se alimenta con la misma leña o carbón, que son también tradicionales en esos países, pero tiene un sistema de evacuación de vapores que previene su inhalación. En su primer año, en Kenia, este producto vendió más de 4.000 unidades al mes, a bajo precio.
SoilDoc. Actualmente en desarrollo, será un kit portátil de diagnóstico y tratamiento de suelos para optimizar la utilización zonificada de fertilizantes. Este proyecto pretende convertirse en una solución para las comunidades agrícolas aisladas en África, que carecen de capacidad técnica para hacer esos diagnósticos a precios razonables.
Pero, sin duda, el invento que la lanzó a la fama mundial fue la toalla sanitaria reciclable. Dic el mismo portal “Colombia New York. Com” que Diana, en sus viajes por las zonas rurales de varios países africanos observó que las niñas entre 11 y 15 años tenían la mayor deserción escolar debido a la menstruación, pues en los ocho días del periodo no asistían a clase porque no tenían acceso ni forma de comprar toallas sanitarias.
Sierra diseño entonces un calzón forrado en su exterior con tela de sombrilla, con un compartimento interior en donde se podía poner una fibra absorbente, desechable e intercambiable. La impermeabilidad del calzón protegía completamente a las niñas africanas, que en un 90 por ciento abandonan durante la pubertad la educación secundaria.
El proyecto lo llevó a Uganda, Malawi, Ruanda y Tanzania y en 2014 la Fundación “Futura” de Suiza decidió invertir con una capital semilla para la operación y la obtención de la patente. Desde entonces el producto se ha hecho popular en Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, Georgia, República Dominicana, Ghana, Sierra Leone e Islas Salomón, entre otros países.
Hay un largo camino entre Santuario Risaralda y la Universidad de los Andes y uno mayor entre los países pobres de África y el éxito mundial. Sin ninguna duda es una mujer que despierta admiración. Vale la pena destacar lo que ha logrado poniendo empeño en desarrollar su talento.