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Brecha salarial: mujeres ganan 12% menos que los hombres por hacer la misma labor

El Informe Nacional de Empleo Inclusivo sostiene que mientras un hombre en Colombia recibe $100 por hacer un trabajo, a una mujer le pagan $88 por hacer exactamente lo mismo. ¿Cuál es el panorama laboral y de acceso a la educación de las mujeres?

El 8 de marzo, como todos los años, se conmemora el Día Internacional de la Mujer como símbolo de recordación de la lucha de aquellas que a lo largo de la historia han buscado la igualdad de género. Y aunque han sido décadas para superar algunas brechas históricas, en la actualidad aún está marcada la diferenciación de género en el ámbito laboral y empresarial, según lo evidenció el Informe Nacional de Empleo Inclusivo (Inei 2018- 2019) realizado por el Programa de Alianzas para la Reconciliación de Usaid y Acdivoca, la Fundación Andi y la Fundación Corona.


Una primera muestra de esto, es que a enero del 2020 el desempleo general en Colombia fue del 9,7% pero cuando se hace zoom dentro del grupo poblacional específico de las mujeres, esta cifra se incrementa a 12,7%, “esto revela una brecha significativa en el acceso al mundo laboral, determinada en gran parte por barreras sociales, culturales y organizacionales; asociadas a estereotipos de género, sesgos en los procesos de selección y carga de labores del hogar”, dice Mia Perdomo, consultora experta para que las empresas logran cerrar estas brechas de género.


Asimismo, estas brechas afectan la posibilidad de ascenso y crecimiento de las mujeres en el ámbito profesional. En el mundo, las mujeres ocupan el 29% de las posiciones de liderazgo en las compañías y tan sólo el 15% de las posiciones de CEO’s. En Colombia, las cifras también evidencian la necesidad de implementar acciones concretas para avanzar en equidad de género. De acuerdo con los resultados del Ranking PAR 2019, el 34% de los cargos de liderazgo son ocupados por mujeres, sólo ostentan el 27% de los cargos de CEO y el 25% de las posiciones en juntas directivas.  

En ese sentido, María Lorena Gutiérrez, presidenta de Corficolombiana aseguró que se deben brindar las herramientas para que las mujeres cuenten con las condiciones para desarrollarse tanto en el ámbito personal como profesional: “tengo la convicción de que el fortalecimiento de la diversidad fundamentada en la meritocracia, la igualdad de oportunidades, la inclusión y la no discriminación es fundamental para el éxito de las organizaciones”.    

Respecto a la segregación laboral, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encontró que la dedicación en oficios de baja o mediana calificación, relacionados principalmente a sectores como educación, salud y cuidado de personas ratifican los estereotipos asociados al género.   

“Las mujeres tienden a segregarse en sectores tradicionalmente considerados como femeninos, los cuales suelen ser de baja remuneración. Así, mientras que casi el 30% de las mujeres trabajan en sectores vinculados al cuidado (educación, salud y trabajo doméstico), entre los hombres estos sectores solo ocupan el 6%”, dice el estudio del BID.  

Sobre este panorama,  Sandra Solórzano, presidente de Seguros Alfa, apuntó que es fundamental: “Privilegiar las ideas y el talento independientemente de si proviene de un género determinado. Soy una convencida de que el camino de la evolución solamente podrá ser una realidad en la medida en que contemos con personas creativas y diversas que nos permitan tener diferentes puntos de vista”.  

  Sin embargo, esto no es tarea fácil, ya que se debe presentar un cambio de mentalidad en la sociedad en general, para que las mujeres no tengan mayor carga de trabajo doméstico. Según el DANE (2019), gran parte de las brechas que registran las mujeres en el mercado laboral están asociadas a la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. De hecho, las mujeres, en promedio, destinan un poco más de 7,1 horas al día a las labores domésticas y de cuidado no remunerado, mientras que los hombres destinan 3,2 horas a estas tareas.  

Brecha salarial  

En cuanto a este punto, según el Inei una mujer recibe 88 pesos por cada 100 que recibe un hombre, lo que evidencia una brecha salarial de 12% en todos los niveles de ingresos en los que hombres y mujeres tienen características personales y laborales similares (Dane, 2019).  

Particularmente, en el primer cargo profesional una colombiana gana 30% menos que un colega hombre de la misma formación y, aunque cuesta menos para las empresas, no son promovidas igual de rápido. Al indagar sobre las posibles causas, la literatura sugiere que, al momento de contratar a las mujeres, las empresas consideran gastos adicionales asociados a la maternidad y el cuidado de los hijos, pero también, que las mujeres no negocian sus condiciones laborales.   

Si bien el país ha avanzado en el acceso de las mujeres a la educación, formación e intermediación, los logros están aún condicionados por barreras que limitan la probabilidad de tránsito de las mujeres desde la escuela hasta el empleo. De hecho, de acuerdo con el informe se estima que el cierre de la brecha de género en la participación económica de las mujeres tardará cerca de 257 años.  

En conclusión, el acceso y permanencia de las mujeres en el mercado laboral se da de manera desigual y bajo condiciones inequitativas, como la falta de remuneración del trabajo doméstico y de cuidado en entornos familiares, la ausencia o insuficiencia de servicios de cuidado infantil, el difícil acceso a ocupaciones de alto nivel o cargos directivos y la remuneración equitativa por las mismas funciones laborales entre géneros.  

Avances en el acceso a la educación  

Según las cifras reportadas por el Ministerio de Educación, en el país hay un poco más de 10,1 millones de personas matriculadas en educación preescolar, básica y media, de ellas, el 49,2% son mujeres. Al analizar la situación académica se encuentra que mientras el 3.8% de los hombres matriculados en educación media, incluyendo los Ciclos Lectivos Integrados (CLEI) desertaron, solo el 3,1% de las mujeres lo hicieron.   

Además, la matrícula de mujeres en educación superior ha venido en aumento desde su ingreso en 1935, logrando para 2018, representar el 53,0% del total. Asimismo en términos de graduados, entre 2001 y 2017 el 56,1% de las personas que culminaron sus estudios fueron mujeres.  

En conclusión, si bien se ha avanzado en el acceso y permanencia de las mujeres en el ciclo educativo, su participación en el mercado laboral se da de manera desigual y bajo condiciones inequitativas, como la falta de remuneración del trabajo doméstico y de cuidado en entornos familiares, la ausencia o insuficiencia de servicios de cuidado infantil, el difícil acceso a ocupaciones de alto nivel o cargos directivos y la remuneración equitativa por las mismas funciones laborales entre géneros.  

Fuente: semana.com


Fecha: 10 de Marzo de 2020
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