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El nuevo paradigma de normalidad empresarial que nace del COVID-19 y cómo enfrentarlo

Carlos Andrés Arias Henao – Docente catedrático del programa de Administración de Empresas de Areandina seccional Pereira  

Ante un nuevo panorama empresarial y global que se avecina, la adaptabilidad y el dinamismo son la manera para salir adelante. Acá, cinco consejos, para aplicar estos dos conceptos.  


Inclusive antes de la llegada de la COVID-19, muchas de las empresas en el país ya tenían dificultades para flexibilizar sus estructuras de negocio en aspectos como disponibilidad tecnológica, concentración de clientes y, además, contaban con precarios (a veces nulos) sistemas de planeación estratégica y financiera, entre otros.  

Ahora, con el confinamiento obligatorio, además de que esto se ha hecho más evidente, también ha quedado al descubierto la vulnerabilidad de nuestro tejido social y empresarial, compuesto principalmente por micro y pequeñas empresas que en gran medida sobreviven al día. Ahora, estamos en un punto en el que existen mayores niveles de riesgo y afianza su fragilidad para muchas de estas empresas.  

Por eso, tantas personas anhelan el regreso a la “normalidad”. Dicho regreso es poco probable, porque si bien la contingencia médica puede acabar, las posibilidades de que el mundo vuelva a ser como aquel que conocimos antes de la pandemia son escasas.  

Por eso, es importante concebir el dinamismo y la adaptabilidad como una de las mejores prácticas y filosofías de vida para cualquier persona, empresa o sociedad. Este es el momento de enfocar nuestro actuar individual y colectivo en la construcción de nuevas formas de concebir las relaciones interpersonales, los medios de producción y las formas en que desarrollamos empresas.  

Estas son algunas recomendaciones que pueden ser aplicadas, tanto en escenarios personales como empresariales, para afrontar el nuevo paradigma de normalidad que se avecina:  

Enfrentar el temor al fracaso  

Diariamente la vida nos confronta con situaciones de incertidumbre. La posibilidad de fracasar que a veces imaginamos en nuestras mentes es inherente al acto mismo de estar vivo. Sin embargo, el temor puede llevar a la parálisis y es allí donde el coraje debe ganar. En este tipo de coyunturas, el miedo se debe entender como un motor que impulsa la búsqueda de posibilidades de transformación para nuestros modelos de negocio. Así, podemos identificar plataformas, canales y tendencias de consumo que nos permitan rediseñar y adaptar productos y servicios, con el fin de afianzar posiciones en mercados actuales y ampliar su cobertura a mercados potenciales.  

Desarrollar la capacidad creativa  

Esto no solo aplica a los gerentes, sino a todos los equipos empresariales. El cambio implica ser adaptativos, encontrar nuevas formas o usos, tanto para nuestros productos, como para los medios de producción y comercialización, promover la participación y construcción colectiva.  

Conformar grupos de discusión en los que participen diferentes miembros de los equipos organizacionales puede ser una herramienta que permita identificar acciones enfocadas a la solución de problemáticas y desafíos que afronte la empresa. De igual forma, es preciso promover acciones que faciliten la ruptura de esquemas a nivel personal, siendo conscientes de nuestro actuar diario y estableciendo ajustes que den paso a nuevas formas de proceder en situaciones cotidianas. Así se estará ejercitando la habilidad de creación que nace con nosotros, pero que se deteriora con la costumbre.  

Actitud de aprendizaje  

Algunas características de nuestra condición humana nos hacen reticentes al cambio. Sin embargo, a raíz del desarrollo tecnológico, las transformaciones sociales y situaciones de contingencia, se hace evidente la necesidad de asumir posturas de apertura frente a la aprehensión de nuevos conocimientos, la exploración de escenarios desconocidos y la identificación de nuevas posibilidades. 

No se debe olvidar que también estamos dotados con la curiosidad, la capacidad de adaptación y la habilidad para reflexionar sobre los hechos y aprender de nuestros errores. De hecho, son gracias a ellos que se ha dado la expansión de la especie 

humana en escenarios hostiles. En este sentido, lo mejor es estar dispuestos a expandir nuestro nivel de conocimiento a través de la práctica de nuevas actividades, el rediseño de estrategias y la consolidación de estructuras organizacionales con el fin de asegurar una mayor capacidad de respuesta ante los cambios.  

Asociatividad  

El mundo ya cambió y es claro que, a pesar del aislamiento, la cooperación social es la clave para nuestra supervivencia. Según lo plantea el historiador israelí Yuval Noah Harari, cooperar de maneras extremadamente flexibles con un número incontable de extraños es la clave que ha permitido nuestra hegemonía como especie. La economía se está transformando a pasos agigantados y en gran medida será impulsada por la asociatividad de tal manera que la inteligencia social, el uso adecuado de redes y la generación de economías de escala serán mecanismos necesarios para aquellos negocios que pretendan superar la crisis y ser viables en el contexto de la nueva normalidad. Ante esto, es recomendable identificar necesidades latentes de los sectores tradicionales y oportunidades para transitarlos hacia un contexto de cooperación a través de la apropiación e implementación intensiva de herramientas digitales para su operación.  

Economía digital  

Con los cambios anteriormente mencionados y el temor latente por la aglomeración de individuos, las transacciones a través de medios digitales cada vez ganarán una mayor relevancia. de igual manera, los negocios a través de internet serán cada vez más dinámicos, hecho que es evidenciado por informe de la UNCTAD (2019) en el que evidencia un crecimiento en los niveles de tráfico de datos de 45.900 GB/Seg entre 2002 (100 GB/Seg) y 2017 (46.000 GB/Seg), y que proyecta para el año 2022 alcanzar un tráfico de 150.700 GB/Seg. Por tal motivo, es de suma importancia la disposición de condiciones para garantizar el tránsito de los sistemas de comercialización, servicio y pago a través de herramientas virtuales. el mundo está ingresando en la dinámica de los universos virtuales al mejor estilo “Second Life” en los que las interacciones estarán mediadas con mayor intensidad (y quizás en algún momento, exclusivamente) por la internet. Teniendo en cuenta que, según el informe mencionado anteriormente, América Latina y África representan solo el 1% de la capitalización del mercado digital, esto marca un punto de partida y un gran desafío para los empresarios y emprendedores.  

Estas recomendaciones no deben ser tomadas como ‘premoniciones’. Ante el caos y la incertidumbre que se viven, los sistemas de predicción pierden su capacidad para ser totalmente acertados. Los fenómenos sociales, económicos y organizacionales dependen de múltiples variables que pueden ser alteradas de manera inesperada por los actos humanos. Sin embargo, tenemos la opción de esperar a que el cambio nos atropelle o actuar de manera proactiva, aprovechando las herramientas tecnológicas y humanas disponibles para adaptarnos y generar soluciones para un mundo en el que, a pesar de tantos cambios veloces, las oportunidades están a la vuelta de la esquina.  

 Fuente: Comunicaciones Areandina Pereira

 


Fecha: 07 de Noviembre de 2020
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