Por esta época se celebra el Día del Maestro en varios países de Latinoamérica. Y que mejor momento para reconocer su trabajo que durante esta pandemia, cuando el trabajo de los docentes ha sido resaltado y valorado por toda la sociedad.
La declaración de la pandemia por el COVID-19 en Marzo pasado ha causado impactos en todos los ámbitos posibles. La educación sin duda ha sido uno de los sectores más fuertemente afectados, ya que por primera vez, 165 millones de niños y jóvenes de en América Latina y el Caribe han sido afectados por los cierres totales o parciales de sus escuelas. Esta ha generado una situación sin precedentes, en la cual rápidamente los sistemas educativos y las escuelas han tenido que ajustar sus procesos de enseñanza para que la mayor cantidad de niños puedan continuar aprendiendo desde sus casas.
El desafío para los docentes ha sido enorme: se calcula que cerca de 60,2 millones han sido afectados por los cierres de las escuelas a nivel global. Rápidamente, debieron empezar a preparar clases y materiales para facilitar la continuidad, en la medida de lo posible, del proceso de aprendizaje desde casa.
Al mismo tiempo, el apoyo que día a día ofrecen los docentes en el aula se vio sustituido en gran parte por el apoyo y guía que los padres o cuidadores pueden ofrecer a sus hijos. Los padres y cuidadores no tienen la preparación suficiente para apoyar a sus hijos de la misma manera en que lo hacen los docentes. Pero además muchos se encuentran trabajando desde sus casas, lo que dificulta darles la atención que sus hijos requieren para seguir aprendiendo.
Es posible que esta situación genere pérdidas en los aprendizajes de todos los estudiantes, y aumente las brechas que ya existían antes de la pandemia ( Busso et al., 2017 ): los niños provenientes de hogares más vulnerables tienen menor acceso a sus profesores y a recursos educativos de calidad, en parte por la falta de conectividad o de acceso a dispositivos para comunicarse con ellos, y tienen padres con menor educación o preparación para apoyar su proceso de aprendizaje. Por ejemplo, en México, Colombia, Perú y Panamá, solo 1 de cada 2 estudiantes en áreas rurales tiene acceso a internet en el hogar, y en la región, menos del 30% de los hogares vulnerables en América Latina tiene acceso a un computador en el hogar para realizar las tareas de la escuela.
¿Qué han hecho los maestros de América Latina?
Con las herramientas a su disposición, y con poca preparación, de la noche a la mañana muchos docentes tuvieron que reinventar sus procesos de enseñanza para permitir la continuidad del aprendizaje desde casa durante la emergencia y enfrentar tres grandes desafíos.
Primero, la mayoría de los maestros no estaba preparada para la digitalización total de sus clases, y sin embargo, tuvieron que aprender en pocos días a usar herramientas digitales para grabar y transmitir sus clases, y para comunicarse con sus alumnos. El reto no fue menor, ya que tradicionalmente muchos no han estado acostumbrados al uso de recursos digitales y han recibido poca formación. Según datos de PISA 2018, solo el 58% de los docentes de secundaria de la región tiene las habilidades técnicas y pedagógicas necesarias para integrar dispositivos digitales en la instrucción, y las escuelas más vulnerables tienen docentes con las menores habilidades para aprovechar estos recursos. Asimismo, en 2018, casi el 25% de los docentes en la región que participaron en la encuesta TALIS reconocía una gran necesidad de formarse en tecnologías de información y comunicación para la enseñanza (ver gráfico).
Porcentaje de docentes que declara una alta necesidad de formación en tecnologías de información y comunicación para la enseñanza, TALIS 2018
Notas: En TALIS las necesidades de formación se categorizan en 4 niveles: sin necesidad, bajo, moderado y alto. En el gráfico se muestra el porcentaje de docentes con alto nivel de necesidad.
Segundo, la poca conectividad y acceso a dispositivos como computadores o tabletas, ha limitado el acceso a los recursos digitales, por lo que la mayoría de los docentes también ha tenido que preparar nuevos materiales o ajustar recursos o contenidos existentes para que puedan ser distribuidos a través de la radio, la televisión, o incluso impresos para ser enviados por correo y puedan llegar a los estudiantes más vulnerables o en zonas más apartadas.
Un tercer desafío para los docentes ha sido cómo mantener el apoyo psicosocial y socioemocional a sus alumnos. Para los niños, una de las consecuencias más graves del cierre de centros educativos tiene que ver con la imposibilidad de acceder a sus compañeros y a sus docentes, y a un entorno seguro, con interacciones cálidas y positivas que les permitan desarrollarse adecuadamente. Lograr este tipo de interacciones es difícil a través de medios digitales, y sin contacto directo y cercanía con los docentes y otros niños. Sin embargo, muchos maestros han encontrado diferentes maneras para hablar y mantener
el contacto con sus estudiantes, y al mismo tiempo, para apoyar a los padres y cuidadores a través de correos electrónicos, mensajes de texto o por Whatsapp,
para que estos puedan desarrollar un entorno socioemocional saludable y estimulante para sus hijos mientras están en sus casas.
Todos los problemas pueden representar oportunidades y es posible que esta pandemia sea una oportunidad para repensar la profesión docente y el rol de los maestros en el proceso de aprendizaje. Ya hoy vemos como, al tener que asumir algunas de las tareas de enseñanza en la casa, los padres se han dado cuenta de la importancia de los docentes para los aprendizajes, y el desarrollo cognitivo y socioemocional de sus hijos.
Es posible que los requerimientos de distanciamiento social generen cambios importantes en las escuelas y los métodos de enseñanza. Por una parte, veremos probablemente una multiplicación de esquemas mixtos (blended) de enseñanza, en los cuales los niños y jóvenes pasarán menos tiempo en el aula con sus profesores, y más tiempo conectados a dispositivos digitales o aulas virtuales. Para los docentes, eso implicará repensar la forma en que enseñan, y requerirá una priorización y reorganización de contenidos y una mayor preparación.
Además, los esquemas mixtos se desarrollarán a través de varios medios o plataformas, y los maestros no solo tendrán que “grabar” algunas de sus clases, sino desarrollar o adaptar contenidos para tv, radio, y medios impresos. Por otra parte, los padres sin duda tendrán que involucrarse más en los procesos educativos de sus hijos. Esto es positivo para el aprendizaje, pero también requerirá una mayor coordinación entre docentes y padres que hoy en día no existe en la mayoría de las comunidades en América Latina y el Caribe.
Para evitar pérdidas irreparables en el aprendizaje de los estudiantes de la región y un aumento significativo en las brechas entre los niños provenientes de hogares de entornos socioeconómicos distintos, es crucial que la valoración de la profesión docente que observamos hoy en día continúe y aumente cuando se vuelvan a abrir las escuelas. No podemos dejar solos a nuestros maestros. Ellos serán cruciales para mantener los aprendizajes de los niños y jóvenes de la región y para mitigar los impactos negativos del cierre de escuelas en los estudiantes, particularmente los más vulnerables. En este nuevo entorno, los docentes deberán utilizar nuevas herramientas y adaptar contenidos para que sus estudiantes puedan aprender a través de múltiples medios y formatos, y por lo tanto debemos darles todo el apoyo y la formación que necesitan para fomentar los aprendizajes y entornos saludables y seguros para sus estudiantes.
Fuente: https://blogs.iadb.org/