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Cómo y por qué cuidar la piel en tiempos de COVID-19

El cuidado de la piel, un importante órgano de nuestro sistema inmunitario, es fundamental para protegernos de una variedad de enfermedades.


Si bien el COVID-19 está haciendo que países enteros atraviesen situaciones sin precedentes, la realidad es que estamos enfrentando a un enemigo antiguo: los microorganismos. Nuestra lucha con gérmenes que nos preceden cientos de miles de años está registrada desde épocas inmemorables y en esta batalla la piel ha sido uno de nuestros más grandes aliados.  

Después de todo, la piel cumple varias funciones como: ayudar a conservar el calor corporal y el balance de líquidos, protegernos de sustancias lesivas, informarnos sobre el estado de nuestra salud y de nuestro ánimo, mejorar el funcionamiento de los linfocitos (las células responsables de la defensa del cuerpo), entre otras.  

Para William Ricardo Bravo Robayo, enfermero especialista y docente de Areandina, es importante recordar que la piel es un órgano inmunitario de gran importancia. Esto, debido a que sintetiza de forma activa la vitamina D, convirtiéndose en un elemento inmuno modulador capaz de protegernos de una variedad de patógenos.  

Pasar tanto tiempo en casa ha traído cambios en nuestras rutinas que pueden afectar el estado de nuestra piel. Ahora, más que nunca, conocer los cuidados necesarios para mantenerla sana es muy importante.  

En primera instancia, el lavado frecuente de las manos puede resecar y cambiar las características de la piel, erosionándola y haciéndola susceptible a lesiones. También, el mantenerse tanto tiempo en el interior de los hogares hace que recibir la vitamina D (que obtenemos del sol) sea algo más difícil. Del mismo modo, existen pacientes en condiciones de discapacidad o postración en sus hogares que tienen un acceso limitado a los servicios de salud y que se arriesgan a sufrir daños a la piel como úlceras y dermatitis.  

Para que este tipo de situaciones no ponga en entredicho su salud, Bravo da algunas recomendaciones:  

1. Procure recibir baños de sol por 15 minutos (preferiblemente a la media mañana y al menos tres veces a la semana).  

2. Consuma alimentos ricos en vitamina D tales como el pescado, los champiñones o leches enriquecidas con esta vitamina.  

3. Mantenga una buena hidratación. Si no tiene restricciones, tome entre 4 y 6 vasos de agua adicionales a su dieta.  

4. Utilice crema hidratante varias veces al día entre cada lavado de manos.  

5. Mantenga una dieta balanceada que incluya frutas y verduras.  

6. El estrés emocional modifica el funcionamiento de la piel. Por eso la relajación, la oración, el yoga y la meditación pueden ayudar a normalizar su funcionamiento.  

7. Realizar ejercicio con regularidad mejora la elasticidad y la cantidad de oxígeno que llega a la piel  

8. Si se trata de una persona en condición de discapacidad o postración, es importante lubricar la piel, mantenerla limpia y seca y cambiar de posición al menos cada dos horas para evitar las úlceras por la presión.  

Con estas recomendaciones, cualquier persona puede fortalecer su sistema inmunitario, evitar el ataque de los microorganismos patógenos y reducir el impacto que estos producen al invadir el cuerpo. Siempre será mejor prevenir que lamentar y es por ello que es tan importante cuidar la piel.  

Fuente: Comunicaciones  Fundación Universitaria del Área Andina 


Fecha: 11 de Agosto de 2020
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